miércoles, 29 de abril de 2015

"Bailar es soñar con los pies."

Nunca había conocido a nadie como ella; podía presentarse en cualquier momento del día para convertir sus nubes grises en un bonito atardecer. De su mano todo era mucho más sencillo y no hacían falta palabras para decir todo lo que sentía. Siempre conseguía sacar lo mejor de ella y hacía que todo lo malo desapareciese. Tampoco la hacía falta fingir; podía llorar sin lágrimas, reír sin carcajadas y querer sin besos. A su lado se paraba el tiempo y no existía el quién, el cuándo o el dónde; solo importaban sus sentimientos y cómo se los hacía llegar a los demás. Los problemas se convertían en ochos, los golpes en acentos y la ira en fuerza y expresión. Podía volar y sentirse libre: sin ataduras, normas, objetivos o prejuicios. Sabía que aquella era su media naranja. La danza siempre la hacía soñar y, con ella cerca, sentía que la vida era un poquito más fácil.

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