lunes, 1 de septiembre de 2014

¿Para qué?

Sigo intentando escribir sobre rosas, mariposas, miradas y sonrisas, pero la verdad que no me quedan polvos de hada que dejen volar mi imaginación. ¿Para qué? Doce rosas rojas por cada una de tus mentiras. Imagínate, podría montar una floristería para todas las parejas que andan agarradas de la mano por la ciudad. Sin embargo, creo que no podría soportar su olor, me ahogaría. Me huelen a besos y caricias, y me dan arcadas. Suficiente tuve con vomitar todas las mariposas que tenía en el estómago, todavía me revuelve pensar como las fuiste matando poco a poco. Tus mentiras me siguen sabiendo a insecticida. Y hablar de miradas o sonrisas, ¿para qué? ¿Para pensar en cómo se las dedicas a otras? Soy tonta, pero no masoca. Prefiero hablar sobre lo oscura que está mi habitación, de la soledad de mis canciones o el frío que hace sin tus besos de buenos días, o buenas noches. Así, por lo menos, hablo de la realidad, ya viví demasiado tiempo creyéndome tus fantasías.

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