lunes, 11 de mayo de 2015

Nunca.

Nunca se me dieron bien las metáforas o hipérboles, en realidad tampoco me llegué a aprender sus definiciones. Tampoco sé expresar cómo me siento o controlar mis emociones. No me gustó nunca sentirme atada, ni llorar, ni tragarme los problemas (aunque sea lo único que sepa hacer); pero hoy me siento libre. Libre como cuando abres la ventana de casa un día de lluvia y huele a tierra mojada o cuando te ríes y te empieza a doler la barriga o esos días que hace mucho calor y te metes debajo de la ducha con el agua muy muy fría. Quizá no esté en mi mejor momento o quizá sólo piense que no lo estoy, pero sienta bien respirar hondo sabiendo que nada te oprime el pecho. Nunca me gustó demasiado el rosa, pero tampoco me sienta bien el negro. Creo que soy mucho más de rojo: apasionada, fuerte y segura. Y también creo que todo se puede restaurar, pero para empezar mi reconstrucción primero hay que completar la tarea más difícil: encontrarme a mi misma, otra vez.

No hay comentarios:

Publicar un comentario